Fromm retoma mucho de La ética protestante y el espíritu del capitalismo de Max Weber, y lo reelabora en su libro El miedo a la libertad
Weber:
Señalaba que el protestantismo, sobre todo el calvinismo, veía el éxito en el trabajo y en los negocios como una señal externa de la gracia divina.
Como la salvación estaba predestinada y no se podía saber, la prosperidad material y la vida disciplinada se convertían en indicios de estar entre los elegidos.
De ahí que el protestante tendiera a la acumulación y la sobriedad, a trabajar sin descanso, no para gozar, sino para demostrar su elección.
Fromm:
Él profundiza más en lo psicológico: esa necesidad de éxito no es tanto disfrute, sino una especie de ansiedad canalizada.
El protestante busca en el éxito externo (riqueza, trabajo bien hecho, reputación) una compensación frente a la soledad interior y la incertidumbre sobre su salvación.
El católico, en cambio, encuentra seguridad en la pertenencia a la Iglesia, en la confesión, en la intercesión de los santos. Por eso —según Fromm— la actitud católica tradicional se inclina más hacia la humildad, la obediencia y la resignación: se confía en la institución y en los méritos de la fe, más que en demostrar con resultados materiales.
En resumen:
Protestante: éxito visible → signo de salvación → orientación a la productividad y a la riqueza.
Católico: humildad y obediencia → signo de fe → orientación a la sumisión y aceptación.
Catolicismo (visión de Fromm)
Ética vital: marcada por la humildad, la obediencia y la resignación. El católico se “entrega” a la Iglesia como institución protectora, que le ofrece perdón y guía.
Actitud hacia el éxito: la riqueza o el triunfo mundano no se ven como señales de gracia, más bien como posibles fuentes de tentación o soberbia. Lo valioso es la sumisión confiada.
Resultado psicológico: el católico tradicional tiene menos angustia interior, porque está menos solo: tiene una estructura fuerte que lo sostiene. Pero esa seguridad se paga con una menor autonomía y con la tendencia a delegar la responsabilidad en la institución.
Protestantismo (visión de Fromm, con Weber de fondo)
Relación con Dios: radicalmente directa y sin intermediarios. El individuo está solo ante Dios.
Seguridad existencial: prácticamente imposible. En la teología calvinista, la salvación está predestinada y el hombre no puede influir en ella.
Ética vital: surge la necesidad de buscar señales externas de elección → el éxito, la disciplina, el trabajo incesante.
Actitud hacia el éxito: la prosperidad material y el reconocimiento social funcionan como “pruebas” de estar salvado. El éxito se vuelve un refugio psicológico frente a la angustia.
Resultado psicológico: el protestante desarrolla una ansiedad interior constante, que canaliza en disciplina, austeridad y productividad. De ahí nace el vínculo entre ética protestante y espíritu capitalista.
Comparación final (Fromm en pocas palabras)
El catolicismo da seguridad comunitaria, pero sacrifica la libertad individual.
El protestantismo da responsabilidad individual, pero genera soledad y la necesidad de compensar esa angustia con éxito visible.
Ambos son, en palabras de Fromm, formas de escapar de la libertad: el católico lo hace entregándose a la autoridad de la Iglesia; el protestante, disciplinándose hasta el extremo para acallar la duda interior.