• La música como fenómeno antropológico universal
El sonido como medio de comunicación simbólico, emocional y ritual en el ser humano desde sus orígenes.
Instrumentos primitivos: Flautas de hueso, tambores, silbatos, litófonos: arqueología y reconstrucción de instrumentos.
Música y ritual en la Prehistoria: Magia, trance, danza colectiva, chamanismo y sonidos repetitivos.
-Culturas mesopotámica, egipcia, hebrea e india antiguas
-Música como vehículo sagrado y poder simbólico.
-Instrumentación típica: arpas, liras, tambores, sistros.
-Textos e iconografía: los himnos sumerios, el salterio hebreo.
-Relación entre música, cosmología y poder.
• Estética implícita
No hay tratados, pero sí intuiciones de belleza asociadas al orden, al ritmo natural y a la repetición simbólica.
1. La música como hecho cultural en la Antigüedad
• No se concebía como “arte” autónomo, sino como parte de la educación, la religión o la vida pública.
• Funciones principales: educar, armonizar el alma, acompañar rituales, reforzar el orden social.
• Transmisión oral. Muy pocos ejemplos conservados.
2. La música en la Grecia Antigua. (Un intento de reconstrucción)
En Grecia, por primera vez, la música no solo se practica: se piensa, se discute, se teoriza. El hecho musical entra en el dominio del logos. Pero para comprender esa transformación, es necesario situarla en el contexto de una civilización en la que no existía una separación entre religión, política, arte, educación o vida cotidiana.
Cuando decimos que la música participaba en actos religiosos en Grecia, debemos tener cuidado con no proyectar nuestras categorías modernas. En el mundo antiguo, un festival deportivo como los Juegos Olímpicos era al mismo tiempo un homenaje a los dioses, un evento político panhelénico, una ocasión estética y un acto de cohesión social. Y en todos ellos estaba presente la música.
En este sentido, la música no acompañaba lo sagrado: era sagrada. No porque hablara explícitamente de los dioses, sino porque producía orden, armonía, catarsis. Porque conectaba a los humanos con lo que no podían comprender, con aquello que los superaba.
La cítara de Apolo, el canto del aedo, el ritmo del coro trágico: todos eran formas de teofanía.
Por eso, decir que la música se usaba en los rituales religiosos sería casi una tautología: en la mentalidad antigua, todo era, en cierta medida, ritual. Y la música era el lenguaje invisible que unía el gesto humano con el ritmo del universo.
Pitágoras y la armonía del mundo
Pitágoras no solo fundó una escuela filosófica, sino también una forma de comprender el universo a través del número. Según la tradición, descubrió que las cuerdas tensadas producen sonidos armónicos si sus longitudes guardan proporciones simples: 1:2 (octava), 2:3 (quinta), 3:4 (cuarta). Es decir, lo que el oído percibe como belleza sonora coincide con relaciones numéricas exactas.
Este descubrimiento no era meramente acústico: para Pitágoras, revelaba que el mundo entero —el movimiento de los astros, la proporción del cuerpo humano, la alternancia del día y la noche— obedecía a una armonía invisible basada en el número.
Así nace la idea de una “música de las esferas”, inaudible para los sentidos, pero perceptible por la razón. La música, por tanto, no era solo arte o entretenimiento, sino una prueba tangible de que el cosmos está ordenado, y que ese orden puede ser comprendido.
El ser humano, al crear o escuchar música armoniosa, se ponía en sintonía con esa estructura profunda de la realidad. Para Pitágoras y sus seguidores, la música era un camino hacia el conocimiento y la elevación espiritual.
Modos griegos (numeración abstracta del 1 al 12)
Cada modo es una manera distinta de distribuir los intervalos dentro de una misma octava (del 1 al 12).
El número 1 no representa una nota fija como do o re: es el punto de partida abstracto.
Nombre del Modo Estructura numérica Carácter según la tradición griega
DÓRICO 1, 2, 4, 6, 8, 9, 11, (1) Firme, equilibrado, varonil. Ideal para formar el carácter.
FRIGIO 1, 3, 4, 6, 8, 10, 11, (1) Emotivo, inspirado, apasionado. Asociado a lo dionisíaco.
LIDIO 1, 3, 5, 6, 8, 10, 12, (1) Suave, dulce, pero también considerado debilitante.
MIXOLIDIO 1, 2, 4, 6, 7, 9, 11, (1) Melancólico, solemne. Usado en cantos tristes o fúnebres.
HIPODÓRICO 1, 3, 4, 6, 8, 9, 11, (1) Variante más suave del dórico. Más introspectivo.
HIPOFRIGIO 1, 3, 5, 6, 8, 10, 11, (1) Variante suave del frigio. Más contemplativo.
HIPOLIDIO 1, 3, 5, 7, 8, 10, 12, (1) Variante más ligera del lidio. Pastoral o inocente.
HIPOMIXOLIDIO 1, 2, 4, 6, 8, 9, 12, (1) Variante más ligera del mixolidio. Menos solemne, más expresivo.
El carácter no está en las notas, sino en el intervalo entre ellas y el énfasis en ciertas alturas.
Lo importante no es memorizar las series, sino entender que cada modo generaba una atmósfera emocional, y los griegos pensaban que eso afectaba al alma.
Platón, educación y temor
Platón consideró la música parte esencial de la educación del ciudadano. En su visión del Estado ideal, la música debía cultivar el alma, modelar el carácter y mantener el equilibrio moral de la polis. Pero también desconfiaba de ella: temía que las novedades en los modos musicales o los ritmos pudieran desordenar el alma y corromper las costumbres.
Para él, la música debía regirse por normas estrictas: tenía el poder de educar… o de pervertir. Por eso, en su República, proponía censurar ciertas formas musicales, consideradas inestables o peligrosas para el orden social.
La música no era neutra: su estructura influía en la estructura del alma.
Aristóteles, catarsis y ocio noble
Aristóteles tuvo una mirada más abierta. Reconoció que la música podía provocar catarsis, es decir, una purificación emocional que ayudaba al equilibrio del individuo. Además, valoró su papel en el ocio. Pero no entendía el ocio como distracción vacía, sino como parte esencial de una vida plena.
Según él, hasta para el ocio hay que estar preparado, porque es en el tiempo libre cuando el ser humano muestra quién es realmente. En este marco, la música formaba parte de un ocio elevado, reflexivo, y no vulgar: debía refinar el carácter, expandir la sensibilidad y dignificar el alma.
La cítara y la disciplina apolínea
Entre los instrumentos, la cítara ocupaba un lugar especial en la educación griega y en los certámenes musicales. Asociada a Apolo y al ideal de armonía racional, era símbolo de equilibrio y templanza.
A diferencia del aulós, instrumento más emocional y dionisíaco, la cítara representaba la mesura, el autocontrol y la belleza regulada.
La citarística era una disciplina rigurosa: se exigía no solo destreza técnica, sino también compostura, actitud y pureza de estilo. Quien dominaba la cítara no solo era músico: era un modelo de ciudadano formado en la armonía del alma. (Un ejemplo)
El aedo: músico, narrador y sabio
También en los poemas épicos aparece el músico como figura socialmente reconocida. En la Odisea, Homero describe a Demódoco, aedo ciego que canta en la corte de Alcínoo. Su música no solo entretiene: conmueve, revela, recuerda.
En ese momento, el aedo no es solo intérprete: es narrador del pasado, mediador simbólico y artífice de emociones.
En la Eneida, Virgilio menciona músicos en los funerales de Anquises, donde su presencia no es ornamental, sino estructural: la música forma parte del rito, del duelo, de la afirmación de lo sagrado.
En resumen, para los griegos, la música no era un arte autónomo, ni una afición. Era una parte esencial de la vida humana: educaba, refinaba, conmovía, recordaba y vinculaba al hombre con el orden del mundo. No había música sin ética, sin política, sin pedagogía, sin cosmos. Y en esa unidad de lo bello, lo justo y lo verdadero, la música era una forma de sabiduría.
3. La música en Roma. (Un intento de reconstrucción)
La civilización romana heredó mucho de Grecia, pero con otro enfoque: más práctico, más espectacular.
• La música se empleaba en el circo, en el ejército, en los banquetes.
• Pierde parte de su función formativa o filosófica, y se convierte en ornamento del poder y del ocio.
• Surgen músicos profesionales, muchos de ellos esclavos, que amenizan la vida pública.
Sin embargo, también en Roma se conserva el respeto por la teoría musical griega, sobre todo en los ambientes cultos.
Instrumentos como el hydraulis (órgano de agua), las trompas de guerra (tuba, cornu), y los sistros muestran una gran variedad de funciones musicales: del templo al teatro.
Los romanos no desarrollaron una teoría musical propia sobre los modos, sino que heredaron, adaptaron y simplificaron la teoría griega, especialmente en su forma helenística tardía. Sin embargo, esta transmisión no fue un mero calco: implicó cambios sutiles, relecturas filosóficas y, sobre todo, una progresiva transición hacia un pensamiento más práctico y sistemático, que influirá en la música medieval.
• En Roma, la música era más espectáculo que filosofía, por lo que el interés en desarrollar una teoría musical profunda fue limitado.
• La elite intelectual romana prefería comentar la teoría griega (especialmente la de Pitágoras, Platón y Aristóteles) antes que proponer una nueva.
Boecio: el gran transmisor de la teoría musical griega
La figura central aquí es Anicio Manlio Severino Boecio (c. 480–524 d.C.), ya en la última etapa del mundo romano y comienzo de la Edad Media. Su tratado De Institutione Musica fue la obra más influyente sobre teoría musical durante siglos.
• Boecio no era un músico práctico, sino un filósofo neoplatónico que organizó la música según el modelo pitagórico.
• Clasificó la música en tres tipos:
·Musica mundana (la armonía del cosmos),
·Musica humana (la armonía del cuerpo y el alma),
·Musica instrumentalis (la música que suena).
• Para Boecio, la música no se debía aprender para ejecutarla, sino para entender sus proporciones y su valor ético-filosófico.
En cuanto a los modos, Boecio recogió el legado griego, especialmente el de Ptolomeo, y lo codificó en una forma abstracta y numérica, lo cual fue crucial para su transmisión a la Edad Media.
El paso hacia la clasificación eclesiástica
Aunque no ocurre del todo en época romana, la semilla de la transformación modal ya está plantada en estos siglos tardíos:
• La confusión entre nombres griegos y nuevas prácticas musicales (especialmente en ambientes cristianos) dará lugar a una reinterpretación de los modos en los siglos VII–IX.
• Lo que nosotros llamamos “modo dórico” (de re a re) no es el dórico griego original, sino un nombre heredado por mala comprensión del sistema de Boecio y otros transmisores.
En otras palabras: los nombres se conservaron, pero el contenido cambió. Ese proceso se inicia ya en la Antigüedad tardía.
4. La Alta Edad Media (siglos V–X): la música como alabanza
Con la caída del Imperio Romano…
La caída del Imperio Romano de Occidente
La disolución del Imperio Romano de Occidente fue un proceso largo y complejo, pero suele situarse simbólicamente en el año 476 d. C., cuando el caudillo bárbaro Odoacro, al frente de un ejército de hérulos, depuso al joven emperador Rómulo Augústulo.
Los bárbaros, establecidos en el norte de Italia como federados del Imperio, se rebelaron al serles negadas tierras prometidas. Desde el valle del Po, atravesaron la península italiana avanzando hacia el sur. Su paso por el río Panaro, cerca de Módena, marcó el momento en que cruzaron definitivamente hacia la zona de influencia central del poder imperial.
Una vez en Rávena, entonces capital administrativa del Imperio de Occidente, Odoacro capturó sin resistencia militar significativa al emperador, un adolescente sin apoyo ni autoridad real. En lugar de proclamarse emperador, Odoacro envió las insignias imperiales a Constantinopla, reconociendo teóricamente al emperador del Oriente, Zenón, y se proclamó “rey de Italia” (rex Italiae), marcando el fin del poder imperial romano en Occidente.
Roma, la ciudad, no fue tomada ni destruida en ese momento (ya había sido saqueada décadas antes, en 410 por Alarico y en 455 por los vándalos). En 476, el traspaso de poder fue administrativo y simbólico, más que violento. Sin embargo, con la desaparición de la autoridad central romana, las estructuras políticas, jurídicas y culturales de Occidente comenzaron a fragmentarse, dando paso a los reinos germánicos y al inicio de lo que hoy llamamos la Edad Media.
…y la expansión del cristianismo, la música cambia de estatuto.
• Ya no se busca reflejar el orden del cosmos: se busca elevar el alma hacia Dios.
• La música deja de ser arte humano y se convierte en voz del cielo.
El canto gregoriano, un canto monódico, libre y sin acompañamiento, marca el ideal sonoro del cristianismo medieval. (Ej. Canto Gregoriano) Hildegard von Bingen - Canticles Of Ecstasy (Gregoriano femenino en vivo)
En los monasterios, se canta a diario: la música estructura la jornada, la comunidad y la vida espiritual.
Surge la notación neumática, un sistema de signos que permite fijar las melodías sagradas.
Es el comienzo de la música escrita en Occidente: un intento de preservar lo divino en signos humanos.
5. La Baja Edad Media (siglos XI–XIV): pluralidad, técnica y refinamiento
Evolución de la escritura musical en la Edad Media
• La notación musical occidental no surgió de golpe, sino que se desarrolló gradualmente:
-s. IX: Neumas en campo abierto (sin líneas, solo indicaban el contorno melódico).
-s. X: Se añaden una o dos líneas coloreadas (fa y do) para indicar alturas relativas.
-s. XI: Guido d’Arezzo crea el tetragrama (cuatro líneas), base de la notación moderna.
-s. XIII–XIV: Surge el pentagrama (cinco líneas) y se consolida la notación mensural.
• Este proceso permitió fijar la altura y, más tarde, la duración de los sonidos: la música dejó de depender solo de la memoria oral.
Una singularidad de la cultura occidental
• Este sistema de escritura musical solo apareció en la civilización europea medieval.
• En otras civilizaciones, la música se mantuvo como práctica viva, con gran riqueza artística, pero sin conseguir fijación escrita precisa.
Aparece un nuevo fenómeno: la polifonía, varias voces que suenan simultáneamente con independencia.
Esto transforma radicalmente la estética: la música ya no es una línea, sino un tejido.
• En la Escuela de Notre Dame (París), compositores como Léonin y Pérotin escriben obras a 2, 3 y 4 voces.
• Se desarrolla una teoría del ritmo y la proporción: el oído medieval se entrena en la complejidad.
• Nace el motete, una forma que superpone distintos textos sobre la misma base musical.
Paralelamente, fuera del ámbito religioso, florece la música profana: trovadores, juglares y poetas-cantores celebran el amor, la guerra, la sátira y la melancolía.
Instrumentos como la vihuela, la gaita, la flauta, el laúd acompañan estas músicas urbanas o cortesanas.
La música se democratiza: ya no sólo suena en el templo, también en las plazas y en los palacios.
6. Umbral del Renacimiento: hacia una nueva sensibilidad (siglo XV)
Al final de la Edad Media, se percibe un cambio: la música busca claridad, equilibrio, belleza natural.
• La polifonía se refina y se ajusta a los acentos del texto.
• Se recuperan ideas griegas de armonía, proporción, emoción.
• La música ya no es sólo oración ni sólo ornamento: se convierte en un lenguaje humano, sensible y expresivo.
El Renacimiento no rompe con lo anterior, pero lo reorganiza desde una nueva mirada: el ser humano vuelve a estar en el centro del mundo… y de la música.